Junior High, like for many teenage girls, was a weird period for me. And one of the main reasons was my unusual boy-crush related rosacea. I'd go from olive to tomato in three seconds, unavoidably. But of all the episodes, the worst had to be the Nick Keebler incident. Dear blonde, blue-eyed, perfect-smile Nicky. My science partner, as fate would have it. He made me look forward to Science class, which I despised, and in the process made me love his blonde hair, which I also usually disliked. As tradition mandates since Kindergarten for boys and girls, Nick would torture and tease me endlessly, which gave me hope that the feeling was mutual. One time he was specially playful, and for some reason I tried to kick him under the table, apparently making some noise. I was caught up in the blue sweater that matched his lovely eyes and picturing what our kids would look like, when Mrs. O'Neill called out my name. You see, that was a weird moment for me being a straight-A student that was never nagged by a teacher (which would completely change in High School, but that's a different story). We were startled and I awkwardly replied, hearing her make fun our continuous flirting, when I realized that the class was still staring at me. Silence. More stares. Finally, I asked out loud what the problem was, and Mrs. O'Neill pointed out that my face was turning REALLY red. Everyone had a laugh, including Nick, whom of course I could never face again, and I was forever known for my burning desires reflecting on my face. It didn't matter how much Noxema I used. However, Im proud to say that today I finally manage to use it to my advantage.
This is my last bare-legged effort of the season, I think. Time to put the stems into tights and pants for a while, until the weather agrees again.
El colegio, como para la mayoría de adolescentes, fue un período extraño para mi. Uno de los factores que más contribuyeron a ésto fue la rosácea (piel reactiva), que hacía que mi cara pasara de oliva a tomate en dos segundos, de forma inevitable. Sobre todo cuando me gustaba alguien. Pero de todos los episodios, el peor tiene que haber sido el incidente con Nick Keebler. Oh Nicky, con su pelo rubio, ojos azules, sonrisa perfecta. Incluso a mi que no me gustan los rubios me tenía de vuelta y media. Y como no puede ser de otra manera, me tocó como pareja en la clase de Ciencias. Obedeciendo al cliché instaurado desde la guardería para niños y niñas, Nick me molestaba y se metía conmigo constantemente, lo cual me daba esperanzas de que el sentimiento fuera mutuo. Un día en el que estaba especialmente pesado, tuve la torpe ocurrencia de soltarle una patada debajo de la mesa, haciendo bastante ruido. Estaba tan concentrada en su jersey azul a juego con sus ojazos, mientras me imaginaba nuestros futuros hijos, que casi no oigo cuando la Profesora O'Neill me llamó la atención mientras se burlaba de nuestro constante flirteo. Cosa rara y novedosa para mi, que era estudiante de matrícula y nunca había sido regañada por un profesor (eso cambiaría completamente en secundaria, otra historia para otro día). Nos sorprendimos y yo respondí de manera torpe, mientras me fijaba que la clase no dejaba de mirarme. Silencio. Más miradas. Total, que le pregunto a todos qué carajos pasa y la profesora me responde que mi cara está intensamente ROJA. Todos se echan a reír, Nick incluido, a quien por supuesto nunca pude volver a mirar a la cara, y por el resto del año fui conocida como la tonta que se sonrojaba por sus enamoramientos. Ojo: hoy lo uso a mi favor... toma, rosácea!
Este probablemente sea de los últimos días con piernas al aire, me parece. Hay que guardar los tallos en medias y leggins hasta la próxima temporada. Una pena.
Total look: Zara
Scarf: Gina Tricot