Yes, I got bangs. Damn you, Freja Beha, why does your hair have to be so perfect? Just as I predicted when I saw the new Zara campaign for fall. What a girl crush. And I went for it. Like when you go back to an old boyfriend. Crazy and infatuated, you suffer from temporary amnesia - or some might call it Stockholm Syndrome - and conveniently block out all the pain and suffering that made him an "ex" in the first place. Well, bangs work like that on me too. You can't bear the thought of the other bitch having them. Even if it means a long period of high maintenance and wishing your hair grew back the second after you cut it. Because it is not until that moment when you remember that bangs mean hairdryers, brushes and pulling them down so they'll grow faster and even tears because you can't stand them as they stick to your sweaty forehead in a spinning class. And the worst part is I will probably cut them again in the future (in my case it goes in five-year cycles). Luckily, the worst part is over, I'm finally getting the hang of them. So, now I bang.
There's nothing more comfy than jeans, booties and a huge scarf, right? Happy Monday.
Si, tengo flequillo. Maldita Freja Beha y su pelo perfecto. Tal y como lo predije cuando vi la campaña de otoño de Zara, sabía que iba a caer. Qué enamoramiento. Y me lancé de cabeza. Como cuando te lanzas a la aventura con un antiguo novio. En ese momento de locura e intoxicación, se apodera de ti una amnesia temporal - o igual es síndrome de Estocolmo - y convenientemente olvidas todas las cosas negativas que le llevaron a ser un "ex". Así funciona el flequillo conmigo. No puedo aguantar que otra zorra lo tenga y yo no. Aún si eso conlleva largos periodos de alto mantenimiento añorando que me crezca el pelo al segundo después que lo cortan. Porque no es hasta ese justo momento que recuerdas que un flequillo equivale a secadores, cepillos y tirar de él hacia abajo para que crezca mientras se te pega a la frente sudada en medio de una clase de spinning. Y lo peor de todo es que seguro en el futuro volveré a bloquear la mente y cortarlo de nuevo (en mi caso va en ciclos de cinco años). Por suerte, lo peor ya ha pasado, por fin le he cogido el truco. Así que ahora con fleco.
No hay nada más cómodo que unos vaqueros, botines y bufanda. Mi uniforme de invierno, ahhh. ¡Feliz lunes!
There's nothing more comfy than jeans, booties and a huge scarf, right? Happy Monday.
Si, tengo flequillo. Maldita Freja Beha y su pelo perfecto. Tal y como lo predije cuando vi la campaña de otoño de Zara, sabía que iba a caer. Qué enamoramiento. Y me lancé de cabeza. Como cuando te lanzas a la aventura con un antiguo novio. En ese momento de locura e intoxicación, se apodera de ti una amnesia temporal - o igual es síndrome de Estocolmo - y convenientemente olvidas todas las cosas negativas que le llevaron a ser un "ex". Así funciona el flequillo conmigo. No puedo aguantar que otra zorra lo tenga y yo no. Aún si eso conlleva largos periodos de alto mantenimiento añorando que me crezca el pelo al segundo después que lo cortan. Porque no es hasta ese justo momento que recuerdas que un flequillo equivale a secadores, cepillos y tirar de él hacia abajo para que crezca mientras se te pega a la frente sudada en medio de una clase de spinning. Y lo peor de todo es que seguro en el futuro volveré a bloquear la mente y cortarlo de nuevo (en mi caso va en ciclos de cinco años). Por suerte, lo peor ya ha pasado, por fin le he cogido el truco. Así que ahora con fleco.
No hay nada más cómodo que unos vaqueros, botines y bufanda. Mi uniforme de invierno, ahhh. ¡Feliz lunes!
Pictures: Raquel Expósito
Jeans: H&M
Bags, Sweatshirt, Scarf: Zara
Boots: Asos