I just remembered from a big craving the other day how much I love grape soda. Dominican grape soda, to be exact. Brings back memories of my childhood... and one in particular, very embarrassing, during high school. I sort of liked this boy and we had been chatting/flirting for a while, back then when mIRC was all the rage. We had met a couple of times and me, being the spaz I was with guys, had made no progress whatsoever. One day I gathered courage and skipped school with a friend to go see him at his class. It was during lunch break, so we started looking for him. I was really nervous, not just for skipping school but mainly for seeing the dude again. I'm a jumpy person when I'm anxious, even more back then. We kept wondering around since there was no sign of this guy and it was important to spot him before the break was over. Time was running out. Suddenly, someone pulls playfully my hair and I turn like a category five tornado. There was the poor guy, drenched in the grape soda he had gotten for me and I had just spilled all over his pristine uniform. Apparently he had seen me and my friend and wanted to get me one (adorable!) being it was my favorite. The levels of coloring of this particular drink are high, so there was no washing it off. To make matters worse, it was crowded so everyone saw our little incident. I do not need to say how mortified I was, and of course, I let go of any idea of my crush going any further. And forever switched drinks. To vodka.
I bet these pants are a magnet for grape soda or any other stain. I can feel it. But I love them, We know me, soft trousers and fresh blazers. Favorite threesome. With my new summer sandals. Good lovin'.
Acabo de recordar, a raíz de un antojo absurdo en estos días, lo mucho que me encantaba el "refresco" de uva de mi país. Me trae muchas memorias de mi infancia... y una en particular muy vergonzosa durante el bachillerato. Me gustaba un chico con el que llevaba flirteando/chateando un tiempo, por aquellas épocas donde el mIRC reinaba en nuestras vidas. Nos habíamos encontrado un par de veces pero yo, siendo el desastre que era con el sexo opuesto, no había conseguido nada de progreso. Total que un día me armo de valor y me escapo de clases para ir a verle. Era durante el recreo, así que empezamos a buscarle (no eran tan común los móviles). Estaba super nerviosa, no solo por haber perdido clases sino por ver al tipo este de nuevo. Soy muy asustadiza cuando estoy ansiosa, y en aquella época lo era todavía más. Seguíamos buscándole porque era fundamental que apareciera antes de que se terminara el recreo. Presión. De repente, alguien me tira del pelo de forma juguetona y yo me doy la vuelta con la fuerza equivalente a un tornado categoría cinco. Y allí estaba en susodicho, bañado en el refresco de uva que me había comprado y que ahora coloreaba su uniforme perfecto. Aparentemente, me alcanzó a ver y el muy adorable me traía uno porque sabía que era mi favorito. Siendo una bebida altamente concentrada en colorantes, no había forma de lavarlo y sacar la mancha. Y para colmo de males, el lugar estaba lleno de gente, así que todo el mundo vio y disfrutó nuestro pequeño incidente. No necesito explicar el nivel de mi vergüenza porque solo con recordarlo y escribirlo me agobio. Por supuesto, dejé a un lado cualquier idea de que mi enamoramiento temporal pudiera superar tan trágico evento. Y a partir de ahí me cambié de bebida. A vodka.
Seguro que estos pantalones son un imán para manchas. Lo puedo intuir. Pero me encantan, con todo y marca de bolsillos. Ya sabemos mi idilio con los pantalones anchos y las blazers fresquitas. Mi trío preferido. Y mis sandalias de verano de Zara, el cuerno.
Pictures: Raquel Expósito
Blazer: Zara (old)
Bag: Bimba & Lola (old)