Mastering the art of the kimono

A very simple and casual ensemble. A kimono jacket from last summer that I absolutely love because of its color and fabric. It fights head to head with the shoes for the spotlight on the whole look, but I think it manages to outshine a bit. 

I never used to wear flats because i HATE my feet. I do, really. And honestly, it's not only because they're ugly to me. Oh no. It's because they're flat. Unusually flat, actually. No ant is safe around me and no shoe maintains its original form. So in the past I would never buy anything without some sort of heel. I mean, ballerina, what's that, other than a dancer? That was until I came to live in Madrid and the commuting began. My first year, I held it together like a champ, wearing heels almost everyday to business school (and makeup too). Of course, I'm latin, it was my duty. But by my second year, my back started to give out. And so began my exploration of the art of walking comfortably, which started to grow on me very slowly. My first step was "double-shoeing" my looks: taking my heels on a bag and wearing flats for walking. Then it took a life of its own. I am now the proud owner of several pairs of flats, and I don't even mind how awkward they look on my feet. But I'm not gonna lie, one misses the fresh air "up there" sometimes, so I make sure that they are cool and unique, like these pair, to compensate for what I give up. And if they can have a double purpose, in this case a lethal weapon, even better. 

Happy Friday!

Un look muy simple y casual con la chaqueta kimono del verano pasado que adoro por su color y textura. En este look pelea mano a mano con los zapatos por el protagonismo y para mi que consigue sobresalir más.

No solía usar zapatos planos porque ODIO mis pies. En serio, los detesto. Y honestamente no es solo porque son feos para mi. Oh no. Es que son planos. Inusualmente planos, de hecho. Ninguna hormiga se salva de mi pisada y ninguna horma de zapato mantiene su forma original. Por ello, antes nunca compraba nada sin al menos algo de tacón. Osea, ¿bailarinas? las del ballet, poco más. Hasta que vine a vivir a Madrid y empezó eso de andar para desplazarme. Mi primer año me mantuve firme como una campeona, usando tacones casi todos los días para ir al máster (y también iba maquillada). Por supuesto, soy latina y ese era mi deber. Pero para mi segundo año, mi espalda empezó a ceder, iniciando mi exploración en el arte de andar cómoda, que empezó a conquistarme poco a poco. El primer síntoma fue el "doble zapato": llevaba los tacones en una bolsa y me iba caminando con bailarinas. Y luego tomó vida propia, hasta que puedo decir que soy la muy orgullosa dueña de suficiente calzado de la especie. Ya ni siquiera me importa lo raros que se ven mis pies. Pero no voy a mentir, de vez en cuando una se encuentra echando de menos el aire "allá arriba", así que lo compenso conque estos zapatos sean originales y especiales, como estos. Y si encima tienen doble propósito y uso - que sirven de arma letal para defensa propia - pues más que mejor.

¡Feliz viernes!

Kimono: Zara

Shirt: Primark

Shoes: Jeffrey Campbell

Jeans: H&M

Bag: Bimba y Lola